Brujería, lucha y libertad
Cuando hablamos de brujería todxs pensamos en la típica señora mayor, con verrugas y comiéndose niños. O en los casos más actuales, a una (generalmente) mujer que sale a las tantas, para predecir el futuro de algún incauto que se deje el dinero. Y solo tengo que decir, que ninguno de estos estereotipos es cierto. Las brujas no todas vestimos de negro, o llevamos con nosotras símbolos que nos identifiquen como reses. Podría ser tu panadera, tu vecina, tu compañere de clase o incluso tu profesor de historia. Y no sospechar en lo más mínimo. Porque ¡sorpresa! somos personas. Ahora nos vamos a remontar mucho más tiempo atrás, cuando en la edad media la brujería todavía no estaba prohibida, y la iglesia hacía lo que podía para o bien adaptar las tradiciones paganas o reprimirlas. En estos tiempos, habían dos tipos de practicantes de las viejas tradiciones: los magos, hombres al servicio de las altas clases sociales, consejeros y protegidos por la corona. Y finalmen...